Al paso que vamos, la verdad es que la estandarización del mundo se vuelve una cosa ineludible, creo yo. Esto significa que, principalmente, para hacer la gestión de los recursos lo más equilibrada posible, vamos a tener que normalizar, acotar y redistribuir, por ejemplo, la ropa, los productos de consumo, la comida, la vivienda y los automóviles, entre otros.
Efectivamente, todos los bienes de consumo que tienen que ver con el día a día de la gente. Esto, se podría confundir un poco con el comunismo y que en parte lo es. Pero no tiene que ver, necesariamente, con una filosofía o con una idea básica política o como con un dogma político.
Más bien, dice relación con la idea de empezar a considerar que hay industrias en las que, un exceso de oferta y muchas opciones no son tan relevantes (ni menos necesarias) y que, efectivamente, habrá que revisitar la regulación actual de la industria de la moda y de la industria alimentaria -que dicho sea de paso, el 30 % de la tierra agrícola se destina a cultivar alimentos que nunca se consumirán y un 21 % de agua dulce se desecha para su producción-, de acuerdo con la FAO.
Todo lo anterior, me llevan a pensar en que se hace necesaria una hoja de ruta, para establecer, definir y concretar la producción mundial de lo estrictamente necesario para un buen vivir. Y que, en el mundo virtual ocurra todo lo otro.
Somos réplicas, de nosotros mismos, en los distintos niveles de abstracción.
En el mundo virtual, es decir desde nuestros Avatar, podamos satisfacer nuestras necesidades y libertades de consumo.
Sin embargo, en el mundo físico, y a la luz de todo lo que hemos estado viviendo y de todo lo que está ocurriendo en el mundo, principalmente el calentamiento global, la pandemia y una serie otros temas, creo que se vuelve totalmente necesaria la estandarización.
Actualmente, ya se están generando monopolios “naturales” como lo son Microsoft, Google, Apple, Amazon, Facebook, entre otros. Estas empresas serán, a mi juicio, las responsables de proveernos de la tecnología, los bienes de consumo y el contacto social, para habitar este nuevo mundo físico estándar y poblar la diversa dimensión virtual.
Integrar e incorporar la dimensión virtual.
A partir de hoy -de manera figurativa- debemos empezar a integrar e incorporar el mundo virtual como una dimensión más de nuestra experiencia como seres humanos.
La gracia de los sesenta -a mi juicio- es que se hizo evidente, para algunos, que para evolucionar se necesitaba integrar lo espiritual. Se develaron un montón de enseñanzas que nos permitieron crear un ecosistema, para liberar la actual rebelión de lo virtual.
Como fenómeno, siento que son los sesenta de la virtualidad.
Hoy en día, ¡la revolución se manifiesta y coordina en lo virtual!; un momento en la humanidad donde despertamos a una nueva dimensión, y por ende, a una nueva especie de ser humano.